El arte de no hacer nada

¿Cuáles son los beneficios de estar aburrido? Pasar el rato, soñar despierto, divagar…

… No se valoran demasiado y, sin embargo, esos momentos al margen del tiempo son buenos para nuestro cerebro, nuestra salud mental, nuestro bienestar y nuestra creatividad.

¿Cuándo ha sido la última vez que te has aburrido? Para la mayoría, es difícil de decir, ya que nos hemos vuelto demasiado hiperconectados. Las pantallas nos han robado todo el tiempo de ocio, lo que ha provocado una hiperactividad crónica. Y sí, saber aburrirse es todo un arte.

« UNE VIE EST FAITE DE DÉTAILS, MAIS UN DÉTAIL PEUT CHANGER UNE VIE. »

Goyer Rémi


El aburrimiento ha sido, desde la más tierna infancia, el enemigo a eliminar mediante el ocio y el entretenimiento, y a veces también con el trabajo. Sin embargo, el aburrimiento es esencial para recargar nuestras baterías. Cuando nos aburrimos, nuestro cerebro se ralentiza, hace balance y digiere el pasado, domina el presente y prepara planes para el futuro. Venga, vamos, dame un poco de aburrimiento, ¡qué tengo cosas que hacer!

Tómate un descanso y no hagas nada. Date un poco de tiempo y disfruta sin rumbo fijo, lejos del frenesí digital y de otras invitaciones. Sin saberlo, probablemente estés cediendo a la llamada del Niksen, el arte de no hacer nada, la nueva tendencia nórdica, directamente llegada desde los Países Bajos. Este concepto se basa en el arte de no hacer nada y podría ser la salida perfecta para esos momentos en que estamos a punto al borde del burn-out.

Darle un nombre a este «no hacer nada» ya es una justificación para aplicar al principio de inacción al amparo de una etiqueta válida para reducir el sentimiento de culpa. Así que PARA, nada de etiquetas, nada de conceptos, nada de tendencias… Lo que realmente queremos es no hacer nada, sin sentirnos culpables, sin cuestionarnos, de forma natural, responder a nuestra propia necesidad de ser como un niño que se aburre tanto que se sumerge en su imaginación y empieza a inventar su mundo, su vida… Bucear o sumergirnos de forma natural en nuestro mundo interior para descubrir los pequeños rincones ocultos de nuestro ser y conocernos más y más cada día.

¿Cuáles son los beneficios de no hacer nada y por qué ponerse a ello?

No hacer nada es hacer algo, por eso vale la pena interesarse en los beneficios de no hacer nada. Estar ocioso estimula la creatividad. Las empresas creativas han habilitado zonas donde se puede pasar el rato y holgazanear. Sentarse para dejarse llevar permite desarrollar vías para estimular la creatividad y abrir un potencial de respuestas que dé lugar a soluciones. A menudo, es en esos momentos al margen del mundanal ruido cuando la mente se libera, permitiendo que surjan nuevas ideas o soluciones originales. ¿Quién no ha tenido una idea brillante en la ducha?

¿Tienes miedo al aburrimiento? ¿Buscas cualquier forma posible de escapar de él? ¿Y si te estás equivocando? Los beneficios del aburrimiento son numerosos y deberías conocerlos. Inteligencia, creatividad, altruismo… Todas las virtudes del aburrimiento. Nos lleva a liberar nuestra mente y a tomarnos un momento con mayor perspectiva. Cuando estamos aburridos, el tiempo parece mucho más largo de lo normal. El cerebro no se activa. No puedes encontrarle sentido a tu día. Este estado de ánimo es muy poco valorado. Culturalmente y por nuestra educación, no se nos permite aburrirnos, es algo tabú, crea sentimiento de culpa y hasta de vergüenza…

El miedo al aburrimiento suele ser contaminante para nuestra salud y bienestar. Algunas personas llenarán el vacío del aburrimiento con el tabaco, el alcohol, el juego, la toxicomanía, todas las adicciones.


Darnos tiempo para soñar para que podamos hacer realidad nuestros sueños.

De camino al trabajo, por ejemplo, en el transporte público, tendemos a coger automáticamente un libro o a desplazarnos por la pantalla. No le damos a nuestro cerebro tiempo para desconectar, no le damos ese momento de relajación y de dejarse llevar que nos haría más eficientes en el trabajo. Sin embargo, debemos aprovechar estos momentos para observar, soñar y dejarnos llevar.

«No hacer nada nos permite crear todo el espacio que necesitamos para encontrarnos con nosotros mismos»

Sin estos momentos de «no hacer nada» nuestro cerebro está permanentemente activo, esta es una de las razones de la depresión o la sobreactividad. Por lo tanto, el aburrimiento es una forma de sentirse mejor, aburrirse es natural, es bueno para la mente y para que nos realicemos. Así que dejemos de aplicar métodos, de añadir ingredientes a nuestra vida, de aprender más y más teoría. ¿Y si aligeramos nuestro tiempo y nuestra vida? ¿Y si una de las claves para una vida feliz, plena y realizada fuera tomarnos nuestro tiempo y dejarnos estar?

No hacer nada nos permite crear todo el espacio que necesitamos para encontrarnos con nosotros mismos. Crear las condiciones adecuadas para escuchar, ver, sentir y percibirnos a nosotros mismos. Dejar libre nuestro viaje interior nos permite conectar con nuestra intuición, nos permite sentir la ola de la vida dentro de nosotros para materializar nuestro ideal de vida a diario y a largo plazo.

Dejemos de hacer y aprendamos a ser

¿Qué es el SER? Es dejar que todo nuestro «yo» exista en una acogida pura que nos guíe hacia la vida que realmente está hecha para nosotros. La de nuestra propia felicidad.


¿Cómo puedo hacer para no hacer nada?

Empezamos por dejar tiempo para nosotros mismos cada día, nos dejamos un espacio libre en nuestro día. Podemos dedicarlo a tomar un té caliente y dejar que nuestra mente divague, sentarnos en una silla y mirar por la ventana, sentarnos en un banco de un parque o al pie de un árbol en mitad de la naturaleza, frente al mar, en nuestro sofá, … Y dejar pasar todo lo que nos llega, ver y observar con desapego y sin efectuar juicios de valor.

Desde los primeros segundos en que nos sentimos aburridos, tendemos a querer llenar ese espacio. Sin embargo, hay que evitar llenarlo inmediatamente y aceptar no hacer nada durante un tiempo determinado, dejar espacio para la ensoñación, al vacío para dar más consistencia a nuestra vida. Esto bien podría ser una válvula de escape que nos permitiera alejarnos del mundo, y de nuestro propio mundo, para volver a centrarnos en dejar espacio para lo que es realmente importante para nosotros.


Entonces, ¿cuándo empezamos a no hacer nada?

Sin el aburrimiento, podríamos quedarnos fácilmente atrapados y atascados en situaciones que no son satisfactorias y perdernos muchas experiencias emocionales, cognitivas y socialmente enriquecedoras.

Ya se conocen los efectos de las pausas de relajación sobre el estrés y la inmunidad. Así, «no hacer nada» es hacer algo, y podría alejar la ansiedad y aumentar nuestra longevidad. El aburrimiento nos permite hacer planes, volvernos hacia los demás, ser más altruistas. El aburrimiento favorece la concentración, la creatividad y la productividad.

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