Cómo empezar a hacer algo de verdad (y no dejarlo para mañana)

Pasar a la acción: el mito del «momento adecuado«

Pasamos gran parte de nuestras vidas esperando.
Esperando más tiempo, más energía, más dinero, más claridad. Esperando el lunes, el primero de mes, el comienzo de un nuevo año. Esperando a que la motivación llame a nuestra puerta como una revelación.
Pero he aquí la verdad, brutal y liberadora al mismo tiempo: el momento adecuado no existe. O mejor dicho, el único momento adecuado es ahora. Empezar es actuar ahora.

Al esforzarnos por conseguir las condiciones perfectas, dejamos pasar los años. Nuestros planes se amontonan en un «algún día» imaginario, y mientras tanto, no pasa nada. Pero nada cambia a menos que nos movamos.

Ejercicio: la prueba de los 5 minutos

Elige una idea que lleves tiempo posponiendo (leer un libro, ordenar un rincón de tu casa, escribir un texto, salir a correr). Date permiso para hacerlo sólo durante 5 minutos hoy. Si quieres seguir, sigue. Si no, ya has roto la espera.

Dar el primer paso Cómo empezar a hacer algo de verdad

Ve la montaña… pero da el primer paso

Cuando pensamos en un objetivo, nos proyectamos inmediatamente en el resultado final:

  • correr un maratón,
  • publicar una novela,
  • aprender una lengua,
  • crear una empresa.

La imagen es seductora… y abrumadora. Vista desde abajo, la montaña parece insuperable. Piensas: «Es demasiado. Nunca lo conseguiré».

Lo que nos bloquea no es la montaña, sino nuestra mirada fija en la cima.
El secreto consiste en estrechar el campo de visión: mira sólo el primer escalón.

  • Antes de correr 42 km, camina 10 minutos.
  • Antes de escribir 300 páginas, escribe un párrafo.
  • Antes de adquirir fluidez, aprende diez palabras.

Cada pequeño paso abre el camino. Lo que ayer parecía inaccesible, mañana se vuelve familiar.

Ejercicio: cortar en micropasos

Toma tu objetivo y escríbelo en la parte superior de una hoja de papel.
Debajo, enumera los pasos más pequeños posibles que puedes dar para conseguirlo. Por ejemplo

Objetivo: correr 10 km → micropasos: comprar zapatillas, caminar 15 minutos, trotar 2 minutos

Objetivo: escribir un libro → micro-paso: crear un archivo de Word llamado «Mi libro», escribir un párrafo, anotar 5 ideas para capítulos.

Tu objetivo ya no es la cima, sino sólo el siguiente micropaso.

El poder de la coherencia

Siempre sobrestimamos el efecto de un gran esfuerzo puntual y subestimamos el poder de las pequeñas acciones diarias.
Pensamos que «sólo cuenta» si dedicas tres horas al día a trabajar en tu proyecto. No es cierto.

  • Leer 5 páginas al día significa 1.800 páginas en un año.
  • Hacer diez flexiones cada mañana significa más de 3.000 en doce meses.
  • Escribir 200 palabras al día es como escribir una novela en menos de un año.

No es la intensidad lo que transforma, es la constancia.
Un poco cada día construye infinitamente más que mucho, pero raramente.

Ejercicio: la cadena de los días

Cuelga un calendario (o utiliza tu agenda). Cada día que des un pequeño paso, dibuja una cruz roja.
Regla de oro: nunca rompas la cadena dos días seguidos. Esta visualización te da una sensación visible y motivadora de progreso.

ser constante cómo empezar a hacer algo

Cambiar tu relación con los resultados


Otra razón por la que nos rendimos tan rápidamente es la impaciencia. Queremos resultados visibles inmediatamente. Cuando los primeros esfuerzos no producen nada espectacular, pensamos: «¿Para qué?

Pero el progreso no siempre se mide en cifras o resultados.

A veces, el simple hecho de seguir una nueva rutina ya es una victoria:

  • Si lees todas las noches, aunque sea durante 10 minutos, te convertirás en un lectora habitual.
  • Si mueves tu cuerpo todos los días, aunque sea durante 15 minutos, te conviertes en una persona activa.
  • Si escribes cada mañana, aunque sólo sea una página, te conviertes en escritora.

La transformación comienza mucho antes de que los resultados sean visibles.

Ejercicio: cuaderno de pequeñas victorias
Cada noche, escribe una sola cosa que hayas hecho (por pequeña que sea) que te haya acercado a tu objetivo. Relee tu cuaderno una vez a la semana. Verás que las pequeñas semillas que siembras van sumando.

Dos sencillas reglas para avanzar

  1. Cuidar nuestro entorno.
    No crecemos solos. Lo que leemos, vemos y escuchamos influye en nuestra energía. Rodearte de personas que avanzan, de contenidos que inspiran, de voces que animan, lo cambia todo.
    Las personas que te rodean son un combustible o un freno. Elígelas con cuidado.
  2. No dejes pasar dos días sin practicar. Un día de ausencia le ocurre a todo el mundo. Pero dos días se convierten en un hábito de abandono. Volver al día siguiente es proteger tu impulso.

Ejercicio: tu contrato contigo mismo
Escribe estas dos frases en una tarjeta o nota adhesiva:
Elijo rodearme de lo que me eleva.
Coloca este recordatorio en un lugar visible (nevera, escritorio, papel pintado). Te servirá de salvaguarda los días en que tu nivel de energía sea bajo.
No dejaré pasar dos días sin practicar.

El valor de actuar imperfectamente

Otra ilusión nos frena: la creencia de que tienes que estar preparado antes de empezar.
Preparado para escribir, preparado para crear, preparado para cambiar. Como si una certificación interior fuera a darnos luz verde.

Pero ese momento nunca llegará. Nunca estás «preparado», te preparas haciendo. La verdad es que la acción imperfecta es mejor que la expectativa perfecta.

actuar imperfectamente empezar a hacer algo

El presente, único espacio de transformación.

El ayer ya no existe. El mañana aún no existe. El único lugar donde podemos pasar a la acción es ahora mismo.
Cada vez que decides dar un pequeño paso ahora, abres una brecha en tu futuro. Cambias tu identidad de un modo sutil pero real: te conviertes en una hacedora, no sólo en una soñadora.

Es este cambio de identidad lo que marca la diferencia.
El día que te definas por tus acciones y no por tus intenciones, ya no necesitarás motivación. Tienes una práctica, una dirección, una coherencia.

Ejercicio: el desencadenante inmediato
Cada vez que pienses «debería empezar», pasa a la acción en menos de 60 segundos. Ejemplos: abre tu cuaderno o libro, ponte las zapatillas, prepara tu escritorio.
Esto envía una señal clara a tu cerebro: ya no estoy pensando, estoy haciendo.

Así que para empezar de verdad es :

  • renunciar al «momento ideal»,
  • dando un pequeño pero concreto primer paso,
  • repítelo cada día en lugar de forzarlo de golpe,
  • cambiar tu relación con los resultados,
  • atrévete a ser imperfecta,
  • vivir plenamente el presente.

El resto vendrá después. Paso a paso.

Ahora que ya sabes cómo empezar a hacer algo de verdad, consulta nuestro artículo: No tengo nada que perder, ya está todo ahí

Jeanne Henry

Escrito por Jeanne Henry Jeanne, creadora de contenidos para Potoroze, es la piedra angular que une a nuestros expertos para guiarte en tu viaje interior. Apasionada y dedicada, pone su talento al servicio de nuestra comunidad para ofrecer consejos esclarecedores y acompañarte en cada etapa de tu viaje personal para que vivas una experiencia única y preciosa.

Recuerda revisar tu bandeja de Spam y asegúrate de que recibes las novedades Potoroze más top. No olvides añadir nuestro correo a tus direcciones favoritas.