LO QUE MÁS ME ASUSTA ES AQUELLO QUE NECESITO

Detrás de todo miedo se esconde un deseo, un sueño, una necesidad, algo revelador sobre ti mismo que te puede permitir dar un gran salto hacia adelante.

¿Remitir? ¿Por qué? ¿a quién? Tan sólo dirigirme hacia mí mismo, mi Yo más real y, por lo tanto, hacia mi felicidad.

Llegar hacia lo que soy realmente o hacia lo que quiero o necesito ser. Es entonces cuando puedo tener el impulso de decir: “¡Si! Vamos a ello. Asumo mis miedos”. Pero, ¿y si tengo miedo de mostrarme como soy realmente, de aceptar mi verdadero Yo?

Agosto 2020

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Y, sin embargo, ¡qué gran regalo es el miedo!

Una vez que logro enfrentarme a mis miedos, soy capaz de averiguar cuál es la necesidad que se esconde detrás de él. Puedo pensar en cómo satisfacer esa necesidad y hacia dónde encaminarme para alcanzar mi meta. Debo atreverme a cruzar el umbral, mis mayores sueños se encuentran allí, en lo más profundo de mi corazón pero tan a mano al mismo tiempo. La vida me los ofrece como un regalo, casi como un juego… Pero, tal vez sea con una apariencia diferente. De un modo distinto ¡totalmente contrario al que imaginaba!

Opción 1:

¿Qué es eso? ¡Un paso atrás! Oh, no, no, eso no. Si, pero ¡no exactamente así! Puse cierta distancia con el juego que la vida me ofrecía. Me estaba saliendo del camino.

No es nada grave. Esto es tan sólo una experiencia hasta que decida retomar el juego ¡Tan sólo me tomo mi tiempo!

Opción 2:

Ok. Acepto el juego para descubrir hacia dónde me lleva. Veo la vida diferente, como un juego y decido probar, ¿por qué no jugar y sumergirme en algo fuera de lo habitual en mi? Sensaciones, reacciones… Observo, no juzgo. Me veo en esta situación y trato de sentirla. Siento la experiencia de la vida, de mi vida. Descubro que lo que en un principio me asustaba, se ha convertido en mi juego favorito. Mi fuente de risas y alegría. Mi felicidad y el camino hacia mis sueños. Nuevos y mejores sueños. En el fondo… ¿Qué es lo que pongo en riesgo? ¿convertirme en alguien mejor?

Así que, la próxima vez que me plantee dar un paso atrás, la próxima vez que sienta que el miedo se apodera de mi… recordaré que debo respirar, retroceder, encontrar la calma tanto en mi cuerpo como en mi corazón y decirme a mí mismo:

“Soy responsable de mi vida y debo dejarlo ir… ya que ese es el gran punto de inflexión»

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