DE LA ADVERSIDAD A LA RESISTENCIA…

Esta es la historia de un encuentro improbable.

Un encuentro entre dos seres (no demasiado buenos) que se sitúan en un momento complicado de sus vidas.

Dicho encuentro tuvo lugar en el año 2013. Sophie no se encontraba precisamente en su mejor momento físico y mental, ya que padecía de Cáncer. Al mismo tiempo, Nicolás experimentaba una dura crisis existencial. A sus 45 años, se topa con una realidad que no es la que esperaba, ya que su vida no es para nada como él hubiera querido “Es cierto que fotografiar modelos y estrellas de cine todos los días no era mi aspiración; siempre ha sido trabajar en la naturaleza”.

« DONDE HAY VOLUNTAD HAY UN CAMINO. »

Winston Churchill

Ya sea por el miedo a la muerte por parte de una o la crisis de edad por la que pasaba el otro, ambos sintieron necesidad de vivir “más de verdad”. Unidos por este mismo impulso vital, decidieron dar el paso juntos.


«Esta situación adversa no ha sido más que un impulso para alcanzar la felicidad plena. Potenciado por esta pasión común por la naturaleza. Lo que realmente queríamos era ¡ser un par de felices granjeros!» Pero no cualquier par de granjeros…


«Nuestra intención era cultivar plantas silvestres con las que poder fabricar medicamentos específicos. Particularmente, medicamentos para tratar el Cáncer, y esto requería de una larga experiencia».

Tratado con medicina convencional, el cáncer de Sophie fue el desencadenante ya que rápidamente se vieron confrontados con los límites impuestos por la medicina occidental. Para compensar estas deficiencias, decidieron apostar por otro tipo de tratamientos, una medicina integradora, holística. Una medicina que reúne en sí misma todo el conocimiento adquirido durante miles de años y los descubrimientos más modernos: «Dos enfoques terapéuticos totalmente complementarios, la nutriterapia y la fitoterapia».

Nada tan gratificante como hacer las cosas uno mismo

La dificultad de disponer de algunas de estas plantas tan específicas así como los productos adaptados a los nuevos requisitos terminaron por refinar aún más su ambición: ¡iban a cultivarlos ellos mismos! Y la cosa no quedó ahí.« Queríamos transformar nuestra experiencia personal en una historia para compartir, transmitir nuestros conocimientos a tantas personas como fuera posible».

Fue entonces cuando decidieron ir en busca de aquel pequeño rinconcito en Paradis-Santé, Alentejo, la región más salvaje y menos poblada de Portugal, donde terminaron encontrando la felicidad que tanto ansiaban. Y mucho más.
Ubicado en medio de una gran reserva natural, un pequeño redil completamente aislado y desmoronado los esperaba.

«Con una abundancia insolente y una impresionante belleza, la flora y fauna del lugar respondieron exactamente a nuestros requerimientos de biodiversidad. Pero fue la relación con los lugareños lo que selló definitivamente nuestro destino en estas maravillosas tierras».

Más que un lugar donde vivir, una verdadera filosofía de vida

Son todas esas almas las que aún mantienen vivo un pasado agrícola, una vida más real. Y no la esterilidad que habían vivido en la ciudad. El verdadero ritmo de la naturaleza, el que te enseña a vivir con paciencia, generoso, altruista, incontrolable e impredecible, humilde. Un estilo de vida en el que todos nos tendemos una mano, donde la soledad no tiene lugar.

«Esta vida, por dura que sea, a veces, paradójicamente, viene acompañada de libertad. Nos enseña a observar, contemplar, ¡incluso a disfrutar de la pereza! Todo aquí tiene sentido, sabemos el motivo por el cual nos levantamos cada mañana. Y todas las noches nos acostamos con una sonrisa, satisfechos del trabajo realizado. ¡Trabajar la tierra es la tarea más gratificante! Una tarea que pone al ser humano en su lugar. Todas aquellas presiones inútiles que solíamos padecer, desaparecieron como por arte de magia. ¿Problemas? Obviamente los hay, pero son llevaderos, provienen de debajo de la tierra y están allí para establecerse. La naturaleza no es psicótica»

Trabaja de la mano de la naturaleza. Nunca contra ella.

Lo sorprendente de trabajar con la naturaleza es que todas aquellas certezas que había en nuestra mente, desvanecen rápidamente.

«Vinimos aquí con la idea de cultivar plantas medicinales, incluyendo Cannabis medicinal y Artemisa annua. Rápidamente me di cuenta de que este proyecto se quedaba pequeño. Millones de flores y plantas crecían allí de forma totalmente salvaje. Habría sido una locura segar todo aquello para cultivar lo que nosotros queríamos en un principio. Aprender a escuchar a tu pequeño pedazo de tierra es esencial para cultivar productos de una calidad excepcional. Cada continente, cada región, cada pequeña área en este planeta, con sus propias particularidades, sus fortalezas y sus debilidades».

Por lo tanto, antes de embarcarse en aquel proyecto, decidieron observar la naturaleza durante un ciclo completo. Un año entero para observar y entender mejor aquellas tierras.


El olivar

«Un viejo olivar abandonado formaba parte de nuestras tierras. Los ancianos del pueblo, con su innegable sabiduría, nos contaron que aquella era una variedad de aceitunas llamada Galega, tradicional de Portugal, pero que por la falta de rendimiento, ya no se cultivaba en aquella zona».

Su curiosidad no hizo más que despertar. La siguiente temporada, apoyada por algunos lugareños verdaderamente orgullosos de que aquellos extranjeros estuvieran interesados en el producto local, Pachamama Terra Medica logró la primera cosecha de aquel jugo, exprimido en el mismo molino del pueblo. Auténtico néctar.

Prefiero la excepción a la regla

Algunos análisis de laboratorio fueron necesarios para comprender que aquel aceite de oliva virgen extra era algo excepcional.

«Además de su rendimiento, obviamente, pero ese es nuestro pequeño orgullo, que nunca nadie entenderá. Nos centramos en la calidad, y cuando no haya más, se acabó. Y una cosa es segura; somos mejores agricultores que vendedores» (Risas)


Contribuir para un mundo mejor

Ya totalmente integrados en la vida del pueblo de Rosario, Sophie y Nicolás se percataron rápidamente el devastador impacto que la globalización había tenido en las pequeñas granjas. Grupos familiares alentejanos que hasta hacía bien poco representaban la despensa de Portugal.

«Todos aquí están desapareciendo a expensas de las grandes granjas. La globalización ha enterrado a todos aquellos pequeños productores de calidad uno a uno”. En este contexto y para intentar mejorar aquella situación, fue a conocer a Miguel y Ana, apicultores durante varias generaciones. Su producción apícola ya no se vendía, debido a la guerra de precios (y mieles adulteradas) en la que no podían competir. En tan solo unos años, pasaron de 200 colmenas activas a 80. Miguel, con un nudo en la garganta, admitió que lo más probable era que su hija, de treinta y tantos años de edad y madre, se quedaría sin trabajo».

Ansiosos por evitar aquella situación, Sophie y Nicolás hicieron un trato con ellos.

«El plan era poner nuestra tierra virgen a su disposición y participar financieramente para poder reactivar las 120 colmenas. A cambio, ellos nos instruirían en el mundo de la apicultura. Y todos juntos, venderíamos aquella miel a través de canales de distribución más cortos. Directamente de la granja al consumidor».

La idea les encantó. La aventura podía comenzar.
Ha pasado un año desde entonces y aquella apuesta fue, claramente, todo un éxito.

«Obviamente, no fue algo fácil, pero un producto de calidad habla por sí mismo y merece la pena el esfuerzo. Estamos acostumbrados a comprar marketing, productos de baja calidad. Afortunadamente, los tiempos están cambiando y cada vez hay más gente capaz de reconocer un producto de calidad, un producto real»

Debemos especificar que los productos de Pachamama Terra Medica han tenido la oportunidad de ser conocidos y probados por personalidades de la alta gastronomía. Cosa que ayudó a establecer su reputación.


Agua Mel

«Fue uno de nuestros productos en particular, Agua Mel, el que atrajo a estos grandes chefs, cazadores de novedades»

Se rumorea en algunos remotos pueblos de Alentejo que el Agua-Mel nació allí hace mucho tiempo. Las primeras huellas escritas datan del año 1945, al final de la guerra.
El hambre, la pobreza y la austeridad de la época hacían a uno requerir de mucha creatividad para sobrevivir.
Nada podía ser despreciado, todo debía ser aprovechado, incluso los restos de cera que quedaban en las colmenas: haremos un jarabe. ¡Agua Mel! había nacido!


Bálsamo de Tigre

Bálsamo de Tigre,
remedio tradicional 100% natural – 50ml

Aceite de Oliva Galega extra virgen

Cosechado a mano
y molido en frío en los molinos del pueblo.

Recuerda revisar tu bandeja de Spam y asegúrate de que recibes las novedades Potoroze más top. No olvides añadir nuestro correo a tus direcciones favoritas.