5 malos hábitos que me impiden ser feliz

Si alguno de ellos forma parte de tu vida, deberás saber que no harán otra cosa que sabotear tu bienestar. ¡Toma el control para sentirte mejor!

La clave para adquirir nuevos hábitos en nuestro día a día es la repetición de los mismos. Una vez al día o cada ciertos días no es suficiente. Solo la repetición crea un hábito.

Debemos establecer determinadas metas y ponernos en marcha para alcanzarlas. Piensa lo que deseas lograr, escríbelo, refínalo y describe los medios para lograrlo. Hacerlos tuyos es sólo un paso y repetir día tras día el esquema de transformación será lo que cambie nuestros hábitos.

« SOY DEL TIPO DE MUJER QUE, SI QUIERO LA LUNA, ME LA BAJO YO SOLA. »

Frida Kahlo


A continuación 5 malos hábitos que deberíamos eliminar para una vida más feliz:

1. Olvidar que, por las mañanas, yo soy mi máxima prioridad.

Cuando comenzamos el día en un estado de conciencia tranquila, resulta mucho más sencillo concentrarnos y hacer las cosas bien.

Pero, por el contrario, nada más levantarnos de la cama lo que hacemos es aportar estrés (mensajes, emails, llamadas profesionales y/o personales…), nos pasamos el día respondiendo a los demás en lugar de ser proactivos. Resulta imposible administrar nuestra propia vida y nos pasamos el día reaccionando a hechos o eventos , respondiendo a todo lo que sucede a nuestro alrededor sin tiempo para vivir nuestras propias prioridades.

Recurrir al teléfono móvil por las mañanas nos coloca directamente en el futuro y no nos permite vivir el presente. Directamente nos estamos olvidando de que somos nuestra prioridad.

Tip: tratemos de pasar la primera hora del día lo más tranquilos posible. Nos quedamos en modo avión hasta después del desayuno, nuestra rutina de ejercicio, belleza o meditación de la mañana.

2. Responder al teléfono a cualquier hora del día o la noche.

Ya sea en lo profesional o en lo personal, este gesto nos saca de cualquier actividad que estemos realizando y, de nuevo, nos saca del presente y del vínculo social que estamos creando.

También nos saca de ese estado alfa en el que nos encontramos cuando estamos disfrutando de una película, una serie, cuando cocinamos o realizamos cualquier actividad que nos aporte relax y bienestar. ¿Quién no ha hecho malabarismos con varias pantallas al mismo tiempo: Nelflix, móvil…?

Tip: establecemos determinadas franjas horarias del día en las que pondremos nuestro teléfono móvil en modo avión. Ya sea durante un descanso o mientras realicemos cualquier actividad que nos resulte placentera. Elegimos momentos que no serán negociables en los que nos impondremos este reto por respeto a nosotros mismos y a nuestras necesidades y también por respeto hacia los demás. Podemos crear una lista y comprometernos a cumplirla.

3. Acostarse tarde.

Acostarse antes de las 23.00 resulta toda una hazaña con la cantidad de estimulantes que nos rodean. Pasadas las 23.30, ni siquiera 8 horas de sueño son suficientes para alcanzar el descanso que nuestro cuerpo necesita para regenerarse y es más probable que nos sintamos tristes, irritables, enojados o ansiosos.

Acostarse después de las 23.00 aumenta nuestro IMC a medio plazo (5 años de malos hábitos son suficientes para ello). Todos tratamos de cuidar nuestra piel y, lo que la mayoría no sabemos, es que acostarnos tarde acentúa el envejecimiento de las células.

¿A menudo tienes pesadillas? Esto puede estar directamente relacionado con la hora en la que nos acostamos. Por tanto, adquirir un buen hábito del sueño disminuye las pesadillas nocturnas.

4. Corriendo por y para todo.

A menudo nos preguntamos por qué no somos capaces de hacerlo todo. La respuesta es simplemente simple: hacemos demasiadas cosas inútiles.

Si seguimos un plan cuidadoso que identifique y mida nuestras prioridades y hacemos cosas por alcanzar nuestras metas, nos sentiremos orgullosos de nosotros mismos y veremos cómo aumentan nuestra autoestima y nuestra confianza.

Entonces, si lo que queremos es tener éxito y sentirnos menos estresados, no nos preguntemos cómo hacer algo sin antes preguntarnos: “¿Realmente debo hacer esto?”

Ser capaces de hacer algo bien no es suficiente para permitirnos hacer lo correcto. Así que hagamos lo posible para concentrarnos en lo que realmente es importante para nosotros. Hagamos menos, pero mejor.

5. Seguir postponiendo.

No podemos cambiar las cosas, nuestros hábitos o nuestra vida sin tomar medidas. Existe una gran diferencia entre hablar de las cosas, planificarlas, saber hacer algo y hacerlo realmente.

Las personas exitosas saben bien que un plan ejecutado hoy es mejor que un plan perfecto que algún día se ejecutará. No esperan el “momento adecuado” o “el día en que se levanten con el pie derecho” ni tan siquiera las “circunstancias adecuadas” porque saben que estas reacciones se basan en el miedo y nada más.

Debemos actuar aquí y ahora, hoy. Porque aquí es donde se produce un progreso real. Mientras todo el mundo habla de ello, yo hago discretamente lo que hay que hacer HOY.


Cambiemos nuestros hábitos. Observamos, enumeramos y practicamos día a día, repetición tras repetición. Nos deshacemos de aquellos obstáculos que nos entorpecen el camino hacia la felicidad para aligerar y simplificar así nuestra vida.

Nada es trivial y todo nos va construyendo en cada momento. Debemos preguntarnos quién queremos ser, cómo queremos que sea nuestra vida y el nivel de felicidad que deseamos para nosotros mismos.

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