¿Qué hay detrás del victimismo y cómo acabar con él?

Descubre cómo salir de la queja constante y dejar de verte cómo una víctima

Aunque son ellas mismas las responsables de sus actos, estas personas culpan a los demás o a elementos externos. El trabajo personal y el ser conscientes de ello son dos factores necesarios para que aquellos aquejados por un sentimiento de victimización aprendan a vivir mejor su presente, para que recuperen el poder sobre sus vidas.

La autovictimización es un proceso psicológico por el cual el individuo se considera una víctima. Piensa que es víctima de su entorno, víctima de sus superiores, de sus colegas, víctima de la vida, de la mala suerte… Esta actitud se debe a un burdo intento de reprimir un sentimiento traumático ligado a una experiencia personal.

«NO CUENTES LOS DÍAS. HAZ QUE LOS DÍAS CUENTEN»

Muhammad Ali


¿Por qué hay personas que se ven como víctimas? El síndrome de Calimero o cómo no asumir nuestra parte de responsabilidad.

¡Nunca es culpa mía! «No lo consigo porque… o por culpa de… porque fulanito… o por culpa de mis padres… me denigraron de pequeña, así que no puedo ser yo misma…» Todas estas frases que utilizo de excusa para no ser feliz o para sabotearme no son del todo falsas, pero lo que sí es que son simplistas. Porque si asumes que vas a ser la víctima o te haces la víctima antes de iniciar la aventura, tienes todas las posibilidades de perdértela.

Ser consciente de que has sido una víctima te permite salir de la queja constante, del victimismo y de la impotencia que a esto conlleva. No es lo mismo ser una verdadera víctima a sentirse víctima del sistema todo el tiempo. Para dejar de ser una víctima, la primera cosa que debes cambiar es tu visión del mundo.

Quítate las gafas neuróticas. ¿Cómo puedo saber si soy una persona victimista?

Atribuyes todos tus fracasos a la vida en general, al contexto, a la sensación de encontrarte siempre con las personas equivocadas o de haber nacido con mala estrella. «Yo no soy la responsable, lo es la vida». Esta postura evita el poner en duda las cosas y te convierte en una observadora en lugar de la actora de tu vida. La sufres en lugar de gestionarla.

Otras personas en este proceso de autovictimización se sienten atacadas por el mundo entero, su familia, sus padres, sus colegas o sus superiores. En ningún momento se cuestionan a sí mismas porque la herida narcisista resultante sería demasiado pesada de soportar. Prefieren culpar de sus problemas a las malas acciones de otra persona, evitando así cargar con la culpa.

Quitarse estas gafas neuróticas es darse cuenta de que, ante cualquier situación, somos las responsables de nuestros actos y las creadoras de nuestras vidas.

¿Cómo dejar de ser víctima? ¿Por qué estamos en una determinada situación? Porque nos quedamos estancadas en ella. El contexto, por supuesto, desempeña un papel, al igual que el entorno en el que crecimos o los traumas del pasado, pero lo que diferencia a una persona que no sufre su vida es su capacidad para actuar sobre su contexto, su entorno y lo que ha vivido. Redescubrir el propio poder creativo, volver a capitanear nuestro barco y no dejarse llevar a la deriva por la corriente.

¿Qué causa el victimismo? ¿Qué hay detrás del victimismo?

La mayoría de las personas en esta situación psicológica suelen tener falta de confianza en sí mismas, haber sufrido una pérdida de autoestima en un momento determinado de su vida. A menudo se sienten culpables de sus fracasos y activan explicaciones causales ajenas a ellas mismas para escapar del sentimiento de culpabilidad motivado por su propio fracaso vital. El fallo reside en el miedo al rechazo o a ser visto como una mala persona

¿Cómo salir de este estado de victimismo?

El primer paso para salir de la espiral es ser conscientes de hasta qué punto se ve el mundo a través del lente del victimismo. La buena noticia es que es posible reequilibrar tu vida iniciando un proceso de transformación.

El patrón del victimismo se cambia definitivamente cuando la persona toma conciencia de lo siguiente:

  • Ya es responsable de su propia vida.
  • Abraza sus emociones y sentimientos, son sus aliados y no sus enemigos.
  • Reconoce su poder interior.
  • Transforma sus creencias y percepciones ajustándolas a su propia realidad.
  • Aumenta su confianza en los demás.
  • Espera ser respetada con palabras, gestos y acciones.
  • Se abre a sí misma y a los demás;
  • Deja de proyectar su malestar en los otros.
  • Desarrolla su verdadero yo.
  • Se atreve a asumir riesgos.

¿Cómo curar el victimismo?

Trabajar en sí misma, a menudo con ayuda profesional, ayudará a la persona afectada por un sentimiento de victimización a vivir mejor el presente, a recuperar por fin el poder sobre su vida. Tanto si nos encontramos en un proceso así como si somos testigos de comportamientos de este tipo, debemos apoyar siempre la toma de conciencia del terreno que pisamos y en el que nos desarrollamos. Antes de cuestionar el contexto o el entorno, siempre debemos estar atentas a lo que surge de nosotras y a cómo podríamos actuar de otra manera. El cuestionarnos no debe conducir a sentimientos de culpabilidad, sino a ser responsables de nuestros actos para actuar sobre los de los demás. Nunca se entiende mejor el mundo que nos rodea que cuando somos a la vez actoras y observadoras.

Averigua también cómo atreverse a cambiar, ¡cambiar de vida a mejor!

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